Sigue la regla ABCDE
Los dermatólogos recomiendan usar esta sencilla ‘fórmula’ para deducir si un lunar es motivo de preocupación o no. La sigla corresponde a los siguientes cambios:
– A-asimetría: la mayoría de lunares presentan forma de esfera o de círculo, si se perciben lados diferentes puede ser signo de sospecha.
– B-borde: los benignos suelen estar bien definidos, mientras que los malignos son más irregulares.
– C-color: un cambio de color o una tonalidad negruzca también es signo de alarma.
– D-diámetro: si el lunar supera los seis milímetros de diámetro también puede ser sospechoso.
– E-evolución: si el lunar crece de repente, sangra, escuece… hay que vigilar siempre su formación.
En cualquier caso, estos signos no aseguran que el lunar sea maligno. Simplemente son motivos para empezar a sospechar.
Acude al médico ante cualquier cambio
La regla ABCDE apunta que el lunar puede ser maligno pero no es una máxima, sólo un indicador. Será el dermatólogo el que, tras una exploración visual -y alguna prueba añadida si se requiere- indicará al paciente si dicha formación es buena o mala.
Por este motivo los médicos recuerdan la importancia de acudir al especialista si se experimenta algún cambio. Es, sin duda, la mejor forma de estar tranquilos y prevenir riesgos.